«T de trampa» de Sue Grafton

Soy más bien caótica por dentro así que un cierto orden externo me va muy bien. Por eso, si un escritor se pone a escribir una serie de libros con detective que tienen títulos ordenados alfabéticamente, los voy a leer. Cada cual toma las decisiones como puede, yo decidí leer a Sue Grafton porque sus libros son fáciles de ordenar.

No recuerdo cual fue el primer libro que leí porqué no empecé por la A, así que aunque los tenga bien ordenados en la estantería no los tengo bien ordenados en la cabeza. El último que he leído (en inglés, porque son fáciles) es «T is for Trespass» que han traducido por «T de trampa» (en castellano los publica Tusquets), porque trespass significa entrar sin permiso y  eso descuajaringaba el orden alfabético. La combinación de los dos, entrar sin autorización y trampa, describe muy bien de qué va el libro.

Empieza lento, muy lento, y se tiene que tener paciencia. En esta novela hay dos casos. Por un lado la historia de una impostora que se dedica a engañar y abusar de personas ancianas y para ello va cambiando de identidad. Des de el principio sabemos lo que está pasando y la intriga se mantiene, muy bien, hasta saber como van a quitarse de encima a la impostora. Por otro lado está el encargo de una aseguradora: una pareja de ancianos choca con el coche de una chica joven a la que demandan por daños y perjuicios.

Kinsey Millhone, una detective privado que trabaja en la ciudad inventada de Santa Teresa, vive rodeada de viejos. El propietario de la casa donde vive es anciano, el hermano del propietario y su mujer que regentan un restaurante también lo son, y el otro vecino y víctima de la impostora también lo es. La ancianidad está muy presente en todos los libros de Grafton pero en este es casi el tema principal.

Se habla de lo solos que están y de lo vulnerables que son las personas mayores en Estados Unidos. Aquí también, pero ahí un poquito más. En Estados Unidos es fácil que padres e hijos vivan a miles de quilómetros de distancia y se vean, con suerte, solo una vez al año, por Acción de Gracias o por Navidad. La red familiar no es tan estrecha como en el Mediterráneo y las redes sociales no son tampoco lo que deberían ser porque el sentido de intimidad es más fuerte que en otros lugares.

Un dia, Kinsey y Henry (el propietario de su apartamento) encuentran a Gus, el otro vecino, tirado en el suelo de su casa. Lo llevan al hospital y llaman a su sobrina para que se haga cargo, pero su sobrina vive en Nueva York. Aparece unos días, lo justo para contratar a una enfermera que cuide a su tío mientras se recupera. Kinsey es la encargada de comprobar que los datos del currículum de la enfermera son correctos.

Por otro lado, en la investigación sobre el accidente de tráfico, Kinsey tiene que encontrar a un testigo que lo vio todo pero ha desaparecido.

Ninguno de los dos casos son lo más emocionante que se haya escrito. Los viejos y sus achaques no acostumbran a ser el centro de atención de las novelas negras, de las novelas en general. Pero aquí hay trampa por todas partes.  Los personajes están perfectamente caracterizados y son creíbles. La narración es ágil y mantiene la intriga en todo momento.

Grafton es una escritoria eficiente y eficaz que se lee fácil. No es para momentos intensos, son lecturas fáciles y poco transcendentales. Son libros de esos que se leen entre libros más intensos y difíciles, para descansar. Es un libro de playa o de parque o de metro. Para pasar el rato y no más. Si no se tienen las expectativas muy altas, cumple.