He vuelto a leer a Márkaris y lo he hecho siguiendo el orden que toca. Mejor, porque en la primera página de «Suicidio perfecto» te dicen como se acaba el anterior, «Defensa cerrada». Si no has leído este último deja de leer ahora mismo.
Porque el libro empieza con Kostas Jaritos sentado en un banco del parque que se disputa con un gato. Está de baja laboral recuperándose de un disparo que recibió cuando se le ocurrió ser un héroe y ponerse frente a la bala que Makis Kustas disparó a su madrastra Elena, al final de su último caso. Si no habías leído Defensa cerrada lo siento, pero yo ya te avisé.
Kostas está aburrido y deprimido porque tantos días con Adrianí tomando decisiones por él le han quitado las ganas de vivir, hasta que viendo la televisión por la noche un magnate de la construcción se pega un tiro en medio de una entrevista. Iásonas Favieros es el primero, pero luego también se suicidirán Lukás Stefanakos, un diputado; y Apóstolos Varkitzís, periodista famoso y temido.
Jaritos empieza a investigar por su cuenta pero cuando el diputado se suicida su jefe lo manda llamar para que se reúna con un jefazo del ministerio que le dice que investigue sin hacer mucho ruido. A todo esto resulta que un grupúsculo de extrema derecha decide aprovechar la situación para reivindicar los suicidios. Y luego están las biografías que aparecen publicadas immediatamente después de los suicidios…
En esta investigación participa Kula, la secretaria del jefe que resulta ser, para sorpresa del comisario, una gran agente de policia. Ellos dos y el primo de Kula, un joven friki puesto en informática, investigaran los suicidios públicos que nos llevan hasta la dictadura militar griega pasando por el proyecto de los Juegos Olímpicos, la financiación europea y la ampliación de la UE hacia los países del este.
En el plano familiar, Jaritos sigue en esa relación de amor-odio con Adrianí, descubre que su yerno Fanis es un gran tipo y está permanentemente orgulloso de su hija. Esa vida familiar tan normal y, a veces, hasta aburrida hace entrañables las novelas de Márkaris. Construye personajes con las contradicciones de las personas normales, gente que conocemos, y convierte una historia que ocurre en Atenas en algo que nos es próximo y familiar.
Márkaris divierte y entretiene, pero además te planta frente a una realidad de forma tal que tienes que pensar. Las novelas de Márkaris te informan y te forman sobre Grecia, sí, pero también sobre el mundo y las gentes que lo habitan. Después de leer a Márkaris uno tiene la sensación de que es un poquito más listo.
Ya he dicho en otras ocasiones que sus novelas se pueden leer en todas partes, hasta en lugares concurridos y ruidosos, pero yo, casi por respeto, prefiero leerlas tranquila en el sofá de mi casa prestándoles toda mi atención. Como ya he dicho en anteriores ocasiones, las novelas de Márkaris son seguras y confiables, no te fallan nunca.