“Los hombres mojados no temen la lluvia” de Juan Madrid

Para mí que circula una lista por ahí con los ingredientes de un superventas. Así en plan receta de cocina, 100 grs de esto, una pizca de lo otro… Porque ultimamente me encuentro con mini historias sentimentales en libros de autores que no saben escribir historias sentimentales o mini misterios en libros de autores que no saben escribir sobre misterios. Yo pediría a los escritores que publican que hagan lo que saben hacer bien y se olviden de lo demás. En «Los hombres mojados no temen la lluvia» (publicado por Alianza Editorial) hay la historia de amor más breve y más inverosímil que he leído jamás. Se resume en que una mujer le dice a un hombre Te quiero y el hombre responde Yo también te quiero, así sin más, de la nada.

Esta es la historia de Liberto Ruano, abogado, de Madrid, con una curiosa relación con las mujeres. Y aunque al principio no lo parece, también es una historia sobre la ‘ndrangheta, la mafia calabresa. Y sobre banqueros y empresarios y gente de mala vida en general.

Todo empieza cuando una prostituta va al bufete de abogados Ruano y Feinman a pedir ayuda porque la han amenzado de muerte. La cosa es que ha conseguido un video comprometedor para un cliente suyo, lo ha intentado chantajear y él la ha amenazado. Después un importante banquero contrata al bufete para que recuperen el video y después la prostituta aparece muerta. A todo esto, Ruano está liado con la mujer de Barrera, uno de los abogados más importantes del país, que está relacionado tanto con el cliente chantajeado como con el banquero. También está Aurelio, que es un tipo que trabaja haciendo investigaciones para el bufete.

Las cosas van más o menos bien hasta que Liberto y su amante son atacados en su casa. A partir de ahí todo lo que parecía una cosa empieza a resultar ser otra distinta.

Algunos de los personajes son interesantes. Ruano y Aurelio son interesantes, Lecrampe, un policía excompañero de estudios de Ruano, también tiene su qué. Luego hay otros personajes que no se entienden: Ágata, la niña rica que tiene una ONG para ayudar a las prostitutas y que de repente tiene reacciones que no se explican; Cristina, que aparece al principio en un encuentro fortuito, va reapareciendo en el durante, y aparece al final también sin sentido alguno; y otros más que si no estuvieran no pasaria absolutamente nada.

La trama está bien pero hay demasiadas sorpresas y casualidades. No sé donde leí que el azar, que existe en la vida real, estropea una narración, es como una excusa, es una mala solución para hacer avanzar una trama.

Lo que más me ha gustado ha sido el tono. Hay dos narradores en primera persona, Ruano y Aurelio. Ruano es un canalla y tiene un tono enérgico y gamberrillo la mayor parte del tiempo, menos cuando se nos pone a recordar y a soñar, que se nos pone sentimental y se le da mal. Aurelio es un viejo arrepentido, con un punto de nostalgia, y se nota en toda la narración que le toca. En su parte también hay una historia sentimental que en principio parece de lo más normal y de repente te deja con un «Venga ya…». Pero como es un poquito más larga que la del final la perdonas temporalmente.

El libro tiene un prólogo que no creo que le haga falta porque genera más confusión que otra cosa. A veces se confunde la intriga, buena, con la confusión, mala, y creo que este es  uno de esos casos. Hay un epílogo que cierra la historia y luego dos Apéndices sobre la ndragheta que son interesantes intelectualmente pero son presentados como documentos secretos de organismos internacionales y no lo parecen. Es más, algunas de las frases son muy, muy parecidas a las que aparecen en el enlace a la wikipedia de más arriba.

Este es un libro de wisky y humo, por el tono. Es un libro canalla. Se lee bien porque a pesar de los pesares su prosa es pulcra y ágil, con un punto de mala leche. No es de playa ni de parque. Es de bar de barrio con bebedores habituales.