«La mujer de un solo hombre» de A.S.A. Harrison

Hay libros que dan mucho miedo y este es uno de ellos. Da mucho miedo porque todo lo que pasa parece normal. Hay dos personas teniendo una vida normal y poquito a poco va saliendo mierda. Mierda para dar y vender. Este libro hace que sientas que igual deberías mirar tu vida normal de otra manera, hace que pienses que debajo de lo que ves igual hay la misma mierda que la que aparece en el libro, u otra mierda similar. 

«La rubia de hormigón» de Michael Connelly

Ahora no recuerdo cómo ni dónde alguién sacó a Connelly y me acordé que hacia mucho que no lo leía. De hecho, hace tanto que no lo tengo ni en el blog. Tampoco recuerdo qué leí. A veces mes pasa y luego empiezo a leer un libro y al cabo de un rato me doy cuenta que ya lo leí. Es un problema no recordar los títulos. Sí recuerdo el nombre de los autores y también si me gustaron o no. El problema es que una evoluciona. Recuerdo que Connelly me gustó cuando lo leí pero debo haber evolucionado mucho porque éste lo he acabado leyendo en diagonal.

«Perdida» de Gillian Flynn

He leído «Perdida» (editado en el sello Roja y Negra) y me ha costado porqué es angustiante. Y yo no estaba para angustias. Al final me armé de valor y lo acabé. Es lo que tienen los thrillers psicológicos, te joden la cabeza.

«Muerte en Hamburgo» de Craig Russell

A veces lees porque tienes que leer. No es que te apetezca particularmente ese libro en concreto, es que necesitas leer lo que sea. Se le llama mono de lectura, que es lo que te pasa cuando eres un adicto. ¿Existe algo como Lectores Anónimos o parecido?

Muerte en Hamburgo no me apetecía especialmente pero tenía que leer y era tarde para ir a la biblioteca. Lo tenía en casa y lo empecé.

«El número de la traición» de Karin Slaughter

Conocí a Karin Slaughter en BCNegra este año. Me gustó porque parecía una persona normal, todo lo normal que nos puede parecer un americano del sur, claro. La sentaron en la charla para hablar de asesinos en serie, así que cuando su libro cayó en mis manos ya sabía lo que me esperaba.