«Más cerveza» de Jakob Arjouni

El día de Vázquez Montalbán compré dos libros en la Negra y Criminal. Uno fue «Los corruptores» de Jorge Zepeda Patterson y el otro fue éste de Arjouni. El primero me lo recomendó el librero, el segundo Maurizio. El que haya ido alguna vez a la librería en sábado conoce a Maurizio. Un tipo peculiar con un arte especial para hacerte reir aún cuando hable de las miserias del mundo. Maurizio es un indignado, lo fue antes que nadie, antes que la palabra indignado significara otras cosas. Por eso sabía que el libro sería también un libro indignado.

Manuel Vázquez Montalbán

Creo que ya he contado alguna vez que llegó un momento en mi vida, a eso de los 12 años, que mi madre no daba abasto comprando libros. A veces, se me acababan los libros para leer, los adecuados a mi edad, y tenía que coger cualquier libro que encontrara en la casa. No había muchos, pero alguno había, y alguno bueno. Fue así como leí mi primer Carvalho. No lo entendí y lo de quemar los libros me horrorizó. Por eso, no volví a leer a Carvalho hasta mucho después, ya de mayor.

Los libros y yo

Creo que a estas alturas ya ha quedado claro que me gustan los libros. Me gusta leerlos, sí, pero también me gustan como objeto físico, para verlos, tocarlos, tenerlos. A mi los libros me han enseñado muchas cosas, me han acompañado en muchos momentos, he viajado a lugares que no existen y he vivido en épocas que no son las mías. Los libros son lo más.

Desde que empecé a ganar dinero, poco o mucho, siempre lo he gastado en libros. Como no tengo criterio, porque no lo tengo, he comprado algunos libros buenos y otros, muchos, malos. Ahora los hornos no están para bollos, el horno comunal y el mío, así que he descubierto algunas cosas para seguir leyendo sin arruinarme.

Crónica BCNegra: Mejillones y fin.

Yo leía novela negra antes de saber que lo que leía se llamaba novela negra. Todo empezó cuando tenia entre ocho y diez años, no recuerdo bien el momento exacto. Por aquel entonces ya devoraba libros. Mi madre no daba abasto, la pobre, a comprar libros. Así que entre libros del Club de los Cinco y del Barco de vapor, que era los que me compraba mi madre, yo leía las novelas de Agatha Christie que mi padre tenía. Leí cosas que si mis padres hubieran sabido que leía se habrían puesto las manos a la cabeza. Porque mi padre leía pero es que leía cualquier cosa, así que algunas de mis primeras lecturas no fueron muy edificantes.

La cuestión es que empecé por Agatha Christie y ya no paré. También leía otras cosas, pero nada conseguía que me evadiera tanto del mundo como una novela de lo que yo entonces llamaba misterio.

Así que el día que descubrí la librería Negra y Criminal hice una fiesta, vale que fue una fiesta interior conmigo misma, pero fue una fiesta.  Y a través de la librería conocí la BCNegra. Había asistido a otras ediciones pero ésta fue la primera vez que me planteé asistir a todas las sesiones. Ha sido un subidón tal que voy a necesitar algún tiempo para recuperarme.

Porque lo de las charlas, al final, es casi lo de menos. Lo importante de la BCNegra es que te juntas con frikis como tu. En la BCNegra todos somos amiguetes. Y la evidencia de eso es lo que pasa el sábado en la librería. Vale que están los escritores sentados a una mesa firmando libros, pero es que también están revoloteando por ahí con su vaso de vino, buscando alguno de los mejillones que prepara Montse en la trastienda de la librería. Y hablas con ellos y hablan contigo y te ríes y conoces a lectores como tu, con los que hablas de libros que has leído y de libros que te gustaría leer y de libros que no vas a leer nunca.

Al que le gusta leer, lea o no novela negra, una fiesta como esa le parece el lugar más mejor del mundo mundial.

Lo bueno es que cada sábado hay pequeñas replicas, como para que el mono de BCNegra no sea tan insoportable.

Crónica BCNegra: Entrega del Premio Pepe Carvalho y charla con Petros Márkaris

Petros Márkaris me gustaba muy mucho antes de conocerle. Ahora soy una fan, como las adolescentes que se tiran de los pelos. Márkaris es un hombre bueno, y ya sé que parece que eso sea decir poco, pero en los tiempos que corren, ser un hombre bueno es un milagro. Sus libros son excelentes, espectaculares, pero él en persona es todavía mejor. ¡Qué bonito sería el mundo con más gente como él! Y sí, ya sé que la palabra bonito no es muy adecuada para un post sobre novela negra, pero es que de verdad seria bonito.